Pasear, pasear, pasear... mirar a los ojos, sorprenderte, sonreír y hablar. Parecer serio y estar nervioso, como si una sensación olvidada recorriera tu cuerpo. Impaciencia, prudencia, el bien y el mal luchando en tu cabeza, ganas de caminar hasta que amanezca. Volver a mirar esos ojos y preguntarte si son de verdad, y cuando aun no se ha ido pensar, ¿La abrazo ya?, un paso y otro y otro, un abrazo corto y un deseo:
"Se feliz, y vuelve pronto".
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